Pecados y Milagros

Demián Flores | Plática en el USC Fisher Museum, LA, E.U.A. | Sep 2013

Los exvotos son retablos populares, pintados como expresión de gratitud de una persona hacia Dios, la Virgen o algún santo de la devoción católica, que se realiza por algún favor recibido. Estas ofrendas que se encuentra en iglesias, templos y santuarios, son pintados comúnmente al óleo o esmálte sobre lámina; y en ellos, se representa una acción milagrosa en dos registros, uno pictórico y otro en forma de narración en texto, que juntos, dan testimonio de la intervención divina en el milagro.

Los exvotos tienen una larga tradición, que en México se remonta hasta los primeros tiempos del Virreinato. Se cuenta que en la antigüedad Hernán Cortés, ofrendó un exvoto de orfebrería y piedras preciosas a la Virgen de Guadalupe de Extremadura, por haberlo salvado de una picadura de alacrán. A este período pertenece el soberbio exvoto del afamado pintor oaxaqueño Miguel Cabrera, dedicado a la Virgen de la Luz, ofrendado por su intervención en la recuperación de la salud de la niña Alday y Echeverría.

En el siglo XIX surge una producción de exvotos populares y provincianos, realizados por pintores anónimos, con características pictóricas del romanticismo en boga, haciéndose presente la fuerza del mestizaje étnico y cultural. En este siglo destaca la presencia de Hermenegildo Bustos (1832-1907) por su extensa producción de retablos y exvotos.

Ya en el siglo XX, a los exvotos pintados, se les añadieron elementos como fotografías, mechones de cabello, aparatos ortopédicos y muchos otros objetos de uso personal del donate favorecido con la gracia divina. Durante esta centuria, Diego Rivera, uno de los artistas mexicanos de mayor reconocimiento en el mundo, se interesó en coleccionar y estudiar los exvotos populares, y rescatar su valor artístico y cultural. Interés que también adoptó Frida Kalho, quien inspirada en los retablos, se inspiró y pintó mucha obra utilizando el mismo colorido y características de los exvotos anónimos.

Otros pintores también se interesaron en esta expresión popular, entre ellos, Gerardo Murillo “Dr. Atl”, Gabriel Fernández Ledesma, María Izquierdo, Roberto Montenegro, Miguel Covarrubias y Juan O’ Gorman. Todos ellos pintaron obras basadas en las características formales, o con alusiones pictóricas a los exvotos. Sin embargo los contenidos o las temáticas abordados en sus cuadros, carecen de la carga dramática y circunstancial del exvoto popular, en los que se representa eventos funestos: un crimen, un accidente, una hecatombe, un siniestro o una curación inexplicable.

También habría que anotar -como se señala en el texto de la carpeta de la exposición Pecados y Milagros-, que muchos creadores modernos o contemporáneos que han realizado exvotos, no los pintaron por solicitud de alguna persona que necesita agradecer algún favor, sino como parte de su lenguaje expresivo. Como en el caso de la corriente artística llamada “Neo-mexicanismo”, que mucho debe su iconografía a la recuperación del arte popular, principalmente de los exvotos.

Como señaló Elin Luque, especialista en exvotos, en relación a la importancia de la muestra Pecados y Milagros: “El interés de la exposición ha surgido porque en el año 2010, (fecha en que la exposición se presentó en el Museo Nacional de Arte de México), los Estados Unidos Mexicanos celebraron el Bicentenario de su Independencia (1810-2010), al mismo tiempo que el Centenario de la Revolución Mexicana (1910-2010), efeméride que posee doble carácter histórico, pero en la que lo importante es la historia patria…“ siendo los exvotos documentos que nos introducen en las condiciones de la historia no oficial, como una forma alternativa de hacer historia por medio de fuentes otras como son las orales y visuales de la época; manifestaciones expresivas de la vida diaria y de las tribulaciones del pueblo, que revelan la mentalidad ideológica y estética de quien las creó, pues retratan la historia de los débiles, campesinos y oprimidos durante los movimientos armados de la historia de México.

Carlos Monsiváis, escritor mexicano fallecido hace pocos años, cronista de la Ciudad de México y un pilar de la comprensión de la cultura popular mexicana, apuntó en uno de sus textos, que en la línea de la religiosidad popular , la vida, es un don de la alianza entre lo trascendente y lo cotidiano, “creer en agradecer”. También nos dice que los textos de los exvotos dan gratitud y documentan, entre otras cosas, la fe en la posibilidad de lo imposible, que en el futuro inmediato, posible es. Valga el galimatías tautológico de animosidad monsivadiana.

Y, ciertamente, en un recorrido histórico por los exvotos, se observa que los retablos de finales del siglo XX, nos dan testimonio de las injusticias que hoy por hoy se padecen, a través de representaciones personales, es decir de retablos que narran las gracias y las desgracias ocurridas a individuos específicos en su vida cotidiana, pero sin involucrar hechos colectivos o sociales, como sí sucede en los corridos musicales contemporáneos, que hablan de problemáticas lamentables. Es el caso de los narcocorridos o las canciones populares que expresan los pecados y los milagros de los paisanos habitantes de nuestro país.

En algo o en mucho, este pensamiento motivó el proyecto de los exvotos de la presente exposición. Lila Downs nos cuenta que al ver los exvotos del artista popular Alfredo Vilchis, recopilados en su libro “Infinitas Gracias“, se motivó para realizar un disco, cuyo eje fue la fuerza expresiva, y sobre todo, la vigencia de dichos retablos ante la realidad.

En una plática con Lila, me comentó su interés en realizar canciones basadas en esta importante tradición cultural y sobre su experiencia ante las imágenes de Vilchis. De inmediato surgió la posibilidad de colaborar. En conjunto con el equipo de trabajo de mi espacio en Oaxaca La Curtiduría, un centro de arte y comunidad, decidimos invitar a 15 amigos artistas de distintas generaciones, cuya práctica central de su producción fuera la pintura, con el objetivo de generar un diálogo directo con la tradición votiva y su carga plástica.

A los días, recibo un correo de Lila: “Querido Demián, perdona el silencio de estos días. Tuvimos que filmar un video de las tortilleras de Tlapazola y anduvimos corriendo, pero muy contentos con el resultado. Paul y yo estamos muy contentos con la idea del libro de exvotos…te mandaré una frase por cada canción en breve, para que se incluya el texto en cada exvoto...”. A partir de ese momento, se inició la invitación a los creadores, y poco a poco fueron arrivando sus pinturas votivas. Los invitados colaboraron entusiastas y totalmente profesionales.

De manera paralela, junto con la curadora del Museo Nacional de Arte de México, Lluvia Sepúlveda, surgió la posibilidad de realizar una muestra sobre el exvoto, presentando un recorrido por su historia, arraigo y permanencia, con obras producidas a partir del siglo XVIII hasta la actualidad, concluyéndo el recorrido con las quince piezas contemporáneas que aquí se presentan. Esta exposición permitó a su vez, presentar las obras junto con la música de Lila y Paul, y realizar un concierto en las instalaciones del Munal, y además, publicar aquel libro soñado, en el que escribo los siguientes párrafos:

“Doy infinitas gracias a todos los santos laicos y religiosos de mi devoción por el milagro de vivir en esta realidad pintada por sí misma y otros, borrada y vuelta a pintar en el palimpsesto de sus transformaciones que no cambian. También doy gracias a los santos vigentes por el esfuerzo de la sociedad civil de a pie, llámense retablistas populares de hoy y de antes, por los exvotos aportados a esta manifestación del imaginario creyente en milagros a promesas pedidas.

Pongan sus ojos peregrinos, afligidos o no, en el fervor que emana de las pintadas imágenes para perpetuar la fe en los milagros divinos y el perdón de los pecados cometidos y gracias a las (alas) manos de creadores que sanan el espíritu y dan votos a la esperanza.

Entonces, doy gracias por participar junto con Mónica Villegas y Santiago Espinosa de los Monteros en esta tradición de exvotos e invitar a 15 artistas mexicanos a dar su visión contemporánea sobre los hechos, en espera de la benevolencia de los espectadores que consideren que si el propósito limita los alcances celestiales de los exvotos religiosos, la fe magnífica, la irradiación estética de los testimonios basados en santos, pedimentos y canciones de Lila Downs para ser llevados a lo sublime.

Así pues, doy gracias a esta exposición que busca la permanencia de lo que, al parecer, se escapa en el momento en que más necesitamos de milagros, es decir de la alianza de lo divino y lo terreno en contra de la infame realidad (sin metáfora política).”

Como parte, y ante la necesidad de preservar este trabajo colectivo, La Curtiduría realizó un edición especial de múltiples originales de cada uno de los exvotos contemporáneos. Las series se distribuyeron entre los artistas participantes y espacios culturales interesados en difundir y promover el proyecto.

La muestra que ahora presenciamos en este museo, es resultado de esta iniciativa. Aprovecho este foro para agradecer el apoyo siempre incondicional de Selma Holo, su esposo Fred, y a todo el equipo del Museo Fisher por la oportunidad de mostrar este proyecto. Por último a cada uno de los artista participantes: Marco Arce, Enrique Ávila, Marcos Castro, Daniel Guzmán, Cisco Jiménez, Dr. Lakra, Daniel Lezama, Dulce Pinzón, Betsabeé Romero, José Luis Sánchez Rull, CHema Skandall, Patricia Soriano, Germán Venegas y Alfredo Vilchis.

Muchos años a estos Pecados y Milagros. Mucha vida a Lila y Paul, que tanto orgullo y arte le han dado a nuestro país….

Gracias…