Demián Flores Cortés: mestizaje e hibridación

Germaine Gómez Haro | La Jornada Semanal | 25 Jul 2004

Entre los jóvenes artistas oaxaqueños, el juchiteco Demián Flores Cortés (1971) ha destacado por la elaboración de un discurso transdisciplinario poco común en la plástica de esa región. Demián emigró a la Ciudad de México a los trece años de edad y se formó en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, principalmente como grabador. Su rigor como dibujante ha quedado patente en su trabajo a lo largo de toda su trayectoria. Por varios años se desempeñó casi exclusivamente en los terrenos de la gráfica, hasta que, poco a poco, traspasó la frontera y se aventuró de lleno en la pintura. Su exposición Sedimento (1999) reunió por primera vez su creación pictórica, la cual fue recibida con fortuna crítica. En estos últimos cinco años hemos sido testigos del notable crecimiento de Flores Cortés como pintor y como promotor de proyectos culturales que integran con gran coherencia sus inquietudes formales y conceptuales. Tal es el caso de la magnífica serie dedicada a la lucha libre que exhibió en 2000 en el Museo de la Ciudad de México y en el Instituto de Artes Gráficas y la galería Quetzalli en Oaxaca. Ahí inició su indagación del deporte como generador de identidades y reflejo de la sociedad.

El tema fundamental que Demián Flores ha desarrollado desde sus inicios es el mestizaje cultural que ha ido transformando a las comunidades oaxaqueñas –especialmente la suya, el Istmo– en esta era global: "Mi trabajo es el resultado de una reflexión de lo que me ha tocado vivir pues crecí entre dos polos opuestos: hablo zapoteco pero también veo MTV… He navegado entre dos mundos y ese mestizaje está presente en toda mi obra." La lucha libre y el beisbol han sido un pretexto para explorar esa hibridación de lo local y lo foráneo, lo tradicional y lo contemporáneo, que está latente en toda nuestra cultura moderna.

Actualmente y hasta el 5 de agosto se presenta en la Casa Lamm la exposición Playbol! que forma parte de un extenso proyecto en torno al deporte favorito de los oaxaqueños: el beisbol. Esta serie tuvo sus orígenes hace dos años cuando Demián residió en París un año gracias a una beca que le otorgó el gobierno francés. Ahí trabajó la obra para la exhibición titulada Novena que se presentó en el Parque de Beisbol "Eduardo Vasconcelos" de la ciudad de Oaxaca, en un espacio diseñado especialmente para la muestra. Playbol! está compuesta por una serie de piezas que denotan la continuidad conceptual de su trabajo en un sorprendente cambio formal. Las gruesas capas matéricas y la superposición de imágenes de sus pinturas anteriores han desaparecido para dar lugar a composiciones esquemáticas en las que las figuras planas, que recuerdan las imágenes de los carteles publicitarios, parecen flotar en el espacio. Llaman la atención los objetos relativos al juego de beisbol que funcionan como ready-mades intervenidos: un conjunto de bates cuya forma original ha sido alterada para emular desde un molinillo de chocolate hasta especies de armas letales; las gorras bordadas con mensajes de comentaristas famosos, y las pelotas de piel impresas con efigies de presidentes y héroes nacionales, agregan un tono lúdico e irónico a la muestra. Demián reitera su interés en el mestizaje cultural al fusionar la popular tradición juchiteca del juego de pelota de esponja (talayi) con el beisbol de origen estadunidense.

El trabajo de Demián Flores ha evolucionado al margen del mainstream de la plástica oaxaqueña que tiene tanta demanda en el mercado. "Mi obra no entra en el canal de lo que la gente va a buscar a Oaxaca –comenta el artista– pero mi finalidad es que cumpla la función de comunicar y que provoque la sorpresa en el espectador." El arte de Demián Flores es audaz y arriesgado, y, como bien dice el curador Víctor Zamudio Taylor "…es lo que lo diferencia de su generación y lo convierte en partícipe en la escena artística contemporánea".

Hace poco me encontraba en Oaxaca en una comida con un amigo coleccionista y Francisco Toledo. Conversábamos acerca de los pintores jóvenes, y, al referirnos a Demián Flores, nuestro amigo comentó honestamente que no entendía su obra y que no le gustaba. Efectivamente, el trabajo de Flores no es complaciente, pero es, sin duda, excelente. La réplica que dirigió el maestro Toledo al coleccionista es certera en su brevedad: "Ya te gustará…"