El mundo de Demián Flores

Mardonio Carballo | Publicado en el catálogo Estucos, Casa Lamm, México | 2016

Descubro Juchitán, Oaxaca, hace más de una década. Artistas se dan en racimos por allá. En ramos. Como las flores que se visten de perfume, que se trasvisten de flores. Juchitán en mis recuerdos es un asalto a la memoria. De aquello que fue y que no ha dejado de ser. Consecuencia evolutiva la que ara para sembrar de nuevo. Con nuevos bríos. Renovados. Ellas y ellos ataviados de lo que fueron. Hálitos de tiempos pasados se pasean con el pavoneo de una iguana. Que se degusta. Así es allá. Una esfera que rueda al tiempo universal. Y hace pausas para mirarse en su propio cristal tan lleno de ombligo. De raíz. De sal y bupú. De ellas, de ellos.

 

Descubro a Demián Flores allá por 2006. Pleno de bríos que se sacuden ante la violencia. Lleno de tinta. De juventud que se compromete con el devenir de la historia. Demián esgrimiendo sus pinceles, sus plantillas. Demián lleno de aerosol que grita en las paredes de Oaxaca su ¡Ya basta!. Enésima vez. Así se cimbra la historia. Con voz, con pies, con arte. Ellas y ellos lo saben bien. La historia no nos tiene que pasar de largo, nos dicen. Y la pared está ahí atestiguando su tesón.

 

Después Demián y Juchitán se juntan. En la sala de mi casa. En el estudio de Gabriel Macotela. Se dilucidan a cada rato entre sorbos de mezcal las luchas y las causas. La complicidad surge casi como atraída por un imán. Pensamos en México. El otro. El que no se quiere ver. Del que no se quiere hablar. Y hacemos. Mutilados como somos, hacemos equipo. Este texto surge de la generosidad de Demián Flores. El hombre que expone hoy aquí, se expone también. Tiene garra y oficio para brindarse con el otro. Su talento artístico es más bien complemento del hombre que le honra. El hombre que escribe estas líneas no soy yo. Sino el hombre que, ataviado de pintor, sabe que la memoria se tiene que tejer todos los días. La memoria no nos tiene que pasar de largo, nos dice.

 

Por eso penden aquí, exponiendo al hombre estos Retratos de Juchitán. Intervención a la memoria de Sotero Constantino, pintor de luz. Intervención a la memoria de Juchitán de las Flores por Demián, que lleva en su apellido la conjunción de pétalos, espinas y pistilos.

 

La luz de la tierra de Istmo de Tehuantepec se renueva con las artes revisitorias de Demián Flores. Aquí el espíritu retratado y trastocado por la luz de la primera mitad del siglo pasado por Sotero Constantino vuelven con nuevos bríos para renovarnos. La memoria, necesita retoques para no dejar de ser lo que fue.

 

Consecuencia evolutiva la que ara para sembrar de nuevo. Con nuevos bríos. Renovados. Ellas y ellos ataviados de lo que fueron siguen ahí. Sólo que revisitados por Demián, el hombre comprometido con su tiempo, su tierra, los suyos. Con las flores de su pueblo. Apellido y sino de un artista de su nivel. Enhorabuena.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Publicado en el catálogo Estucos, Casa Lamm, México, 2016.