Hace apenas unos años, quizá en coincidencia con la exposición Propios y estraños ya comentada, empezó a surgir lo que se perfila claramente como un viraje en el arte de Oaxaca, es decir, obras más conceptuales, otros temas y fomatos, una relación diferente con el color de la pintura a favor de la construcción de objetos o la introducción de técnicas diversas para transformar la sensibilidad ante la imagen. Los efectos de la globalización se ha dejat sentir en el escenario del arte joven en Oaxaca., tanto los temas ligados a los fenómenos migratorios como la hibridez han cetrado en la imagen y se manifiestan en la superposición o mezcla de lo urbano y lo cosmopolita.

Demián Flores (Juchitán, Oaxaca, 1971), quien se declara se “juchilango“ (juchiteco y chilango), trabaja a partir de su doble condició geográfica cultural y opta –desde un sentido lúdico y tambén cáustico- por la permaente duistancia crítica y el cuestionamiento de tradiciones puras. Reflexiona sobre la tradición (mitos y leyendas) y también tabaja el lado urbano desde la lucha libre o el béisbol. Ligado a esto, pero con diferente tratamiento son los temas d la defensa personal y la violencia que le ocupan actualmente en lo que utiliza imagineria popular y la interferencia publicitaria. La idea de trasformación y cambio afecta las técnicas y vias de reproductibilidad. Flores, como gesto crítico, se ocupa también de nuevo medios de visibilidad y difusión de su trabajo: quizá esto completa su conciencia de cómo los tiempos que vivimos necesitan reformular con nuevas estrategias el circuito completo del arte., incluidos la distribución y los mecanismos de recepción y consumo del arte.

Fragmento del texto Discrepancias y arquetipos: arte moderno y contemporáneo en Oaxaca, publicado en el libro Pintores de Oaxaca, Fomento Cultural Banamex, México, 2005.